Una base sólida

Muchos planes.

Cuando me case tenía todavía muchos proyectos personales pendientes. Mis planes incluían terminar mis estudios universitarios, pensaba hacer una transferencia a uno de los recintos del área. Pero decidí aplazarlos un poco en lo que me adaptaba a mi nuevo estilo de vida. Durante este proceso ocurrió algo que cambio todo los planes que tenía en ese momento.

Al quedar embarazada para mi hija Milena, todo paso a un segundo plano. Esto es otra cosa. Tu vida comienza a girar alrededor del nuevo miembro de la familia. Los proyectos personales pueden esperar, este es un proyecto de vida.

Todo un proceso.

Cuando mi hermano comenzó a construir su casa a mi papa le gusta comparar la formación de la misma con la formación de nosotros como personas.

Una casa se va construyendo por etapas. Primero debes formar una “zapata” lo suficientemente profunda y reforzarla con materiales  fuertes y de buena calidad. Luego le sigue el piso y las columnas. De igual manera para que esa base sea fuerte, no es simplemente tirarle cemento y ya. Dentro de algunas especificaciones  hay  que acomodar las varillas a una distancia apropiada y el cemento debe tener piedras para que sea más fuerte.  Luego sigues con las paredes, el techo y demás.

Hacer tu propia casa requiere más que el conocimiento básico y la destreza. Porque tampoco es lo mismo hacer tú casa que la de otro. Cuando mi hermano Wichy comenzó a construir el no sabía cómo hacerlo. Pero con su empeño, dedicación y amor por lo que estaba haciendo logro su meta.

Para que una casa o edificio sea fuerte debe tener una base solida y bien hecha. Pero esto no solo aplica a una casa, aplica a todo en nuestra vida.

Construyendo una vida.

Ahora era mi turno de comenzar a construir. Wichy lo hizo con su casa en su momento, ahora mi me tocaba hacerlo con Milena.

Mucha gente me decía que porque no la ponía en un cuido. Pero ni Misael, ni yo estábamos de acuerdo. Esta es nuestra hija y sus primeros años de vida van a ser la base de la persona que ella será en el futuro. Como creen que la íbamos a dejar en manos desconocidas, no era una opción.

Gracias a Dios y a Misael yo tengo el privilegio de poder estar “formando” a  Milena. Nada mejor que tú mismo poder estar ahí con tus hijos durante este periodo, por lo menos sus primeros 3 años, que es tan importante en su crecimiento. Yo apuesto que son muchas las madres que desearían poder hacer lo que yo hago.

Pero las consecuencias son obvias, al igual que mi padre en su momento sacrifico de su tiempo para que no nos faltara nada, ahora es Misael quien se sacrifica para poder darnos este lujo.

Los planes son otros. Por eso hemos expandido nuestra visión y estamos buscando alternativas para poder ambos disfrutar a plenitud de nuestros hijos.

No te preocupes, de eso te contaré más adelante.

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