Desde principios de la humanidad el pecado ha estado presente corrompiendo todo lo bueno que nos rodea. Desde el jardín del Edén hasta hoy día, nos ha tocado lidiar con el pecado que existe en el mundo. Pero lo más importante que Dios siempre ha estado ahí presente con nosotros dando la batalla.
Hace muchos años a tras Dios nos prometió que enviaría a su único hijo para que diera su vida por nosotros llevando consigo todos nuestros pecados.
“Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”
Juan 3.16 (NVI)
Y durante toda una semana al año se recuerda el sacrificio más grande que se ha hecho en la historia de la humanidad. Unos aprovechan el momento para ir a la iglesia y recordar que todavía hay esperanza para cada uno de nosotros. Mientras son muchos los que aprovechan para ir a la playa y de vacaciones a otros lugares. Olvidan porque es que tienen la oportunidad de hacer esas cosas.
Se llama “Semana Santa”, no semana libre. Saquen por lo menos tiempo para recordar y agradecerle a Dios el sacrificio que hizo por nosotros. No solamente saquen tiempo para compartir con su familia y a amistades, saquen tiempo para Dios. Él nos dedica una eternidad y nosotros a duras penas le dedicamos los domingos.
Si no tienes la oportunidad de ir a la iglesia, sin importar tus razones, por lo menos saca un tiempo en tu hogar, en tu intimidad, para compartir con aquel que no solamente te dio el aliento de vida, sino que dio su vida por ti.
Recuerda que si tú sueñas con una vida plena, Él soñó con dar su vida por ti para que pudieses vivir a plenitud.
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